“y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros” Filipenses 2:17
Hoy, mi vida es puesta como una ofrenda al Señor y expuesta a la vista de todos. No quiero reservarme para mi mismo, sino que ofreciendo mi vida en el altar del Señor dejar que suba como un olor grato delante de su altar.
El apóstol Pablo, David y otros más de las Sagradas Escrituras, supieron derramarse así mismos como un sacrificio, vivo, agradable a Dios en olor fragante. Porque? Por que nunca encontraremos alguien como el Señor.
Sacrificio vivo siendo derramado en libación en el servicio de la fe… Sacrificio, aunque a veces doloroso, trae gozo… el regocijo experimentado por Pablo mientras aún se encontraba preso.
Pudo decirlo… Regocijense… otras ves les digo que se regocijen… Regocijo que viene luego de derramarnos en su altar.
No es nuestra el mejor regalo que Dios nos ha dado..Porque no ofrecerlo hoy, como una ofrenda grata ante su altar?. Una ofrenda que produce paz, gozo y esperanza.
Hoy muchos ofrecerán sus vidas al mundo, al engaño, a la vanidad y a los vicios….pero…..yo, quiero ofrecerla al Señor…
Hoy vengo a tu altar..Señor para decirte con mi canto…nacido de mi espíritu porque me ofrezco ante tu altar.
Nunca encontraré, alguien como tu, como tu, como tu
Haz dado sentido a mi vivir, me has dado paz y libertad
Hoy me derramo ante ti , mi corazón corazón unido en acción de gratitud
lo diste todo por mi, yo entrego todo por ti.
Hoy me derramo ante ti , mi corazón corazón unido en acción de gratitud
lo diste tu vida por mi, yo doy la mía por ti.
“Yo no quiero, Señor, dar mi vida a este mundo….ni a las vanidades, ni a los vicios, ni a los placeres. Hoy, presentarme como una ofrenda de olor grato y fragante a ti. Nunca encontraré alguien como tu…Como tú.. Por ello, Me derramó ante tu presencia para vivir en medio de la paz y el regocijo que produces cuando nos convertimos en tu ofrenda viviente.
Que hoy mi vida sea un ofrenda de olor grato y dulce… Recibela Señor… Y que otros puedan sentirse animados a ofrecerse también en tu altar, cuando vean y siente el regocijo y la paz que me das.
En el nombre de Jesús.
Amen.
Serafín Contreras Galeano